lunes, 24 de febrero de 2014

Yo sólo digo algunas cosas




Quien pide que pensemos un poco más las cosas no está diciendo que no se proteste.  Intentar reflexionar sobre lo que está ocurriendo no quiere decir inacción. Que la desesperación no nos arrebate la cordura, se puede protestar, luchar y todavía tener cordura.

Y está bien, el señor general tiene derecho a defenderse dentro de su casa. Lo que yo creo que no está bien es que volvamos a creer que los militares son los que van a resolver nuestros problemas y que son nuestros patrones de conducta. Eso creo, y si yo pienso distinto a usted, le recuerdo una cosa: usted y yo estamos padeciendo el mismo régimen mediocre. No me convierta, por favor, en su enemigo. Que las diferencias nos acerquen. Yo jamás he sido una persona violenta, no lo voy a hacer a última hora. (Y que queda claro que este señor general sí hizo algo grandioso en otro tiempo y en otro lugar: se negó a gritar la consigna de «Patria, socialismo o muerte». Allí, en su momento, fue un verdadero héroe).

Recalco: que no justifique la violencia no quiero decir que no esté de acuerdo con que la gente esté en la calle. La gente debe estar en la calle, y los políticos de oposición deben acompañarlos, no sólo en la calle, sino con ideas y propuestas.

Pienso que los políticos de oposición SÍ deben sentar a los mandamases. ¿A dialogar, no sé? Los mandamases quizás no quieran «dialogar». Pero los políticos de oposición sí deben hacerse escuchar, cara a cara por los mandamases. O por lo menos intentarlo, si los otros no lo hacen, si los otros sólo se sientan para seguir mintiendo, pues quedarán aún más en evidencia. ¿Esto no es también una forma de lucha, dejar en evidencia a los cínicos?

Por cierto, no entiendo cuál es el problema con la palabra «diálogo». La palabra diálogo no implica que nos sentaremos a querernos. La palabra diálogo incluye discusión en puntos encontrados. ¿Prefieren la palabra «discutir»?

Pero para sentarte a hablar —o a discutir— con alguien, tienes que tener una propuesta. En esa propuesta debemos exigir el respeto por los derechos humanos, eso es prioritario. Pero también debe llevarse una agenda económica que proponga soluciones a nuestro estancamiento, propuestas sensatas y más que obvias, aunque este gobierno que no quiere ver lo obvio nunca haga lo que tiene que hacer. ¿Que qué se logra con eso? ¿Acaso una mala política económica, como la de los mandamases, no atenta también contra los derechos humanos?

Lo digo, ya sin pregunta y con toda responsabilidad: una mala, una pésima política económica atenta también contra nuestros derechos humanos.

¿Soy ingenuo? Sí, quizás lo soy, pero la oposición debe también tener su proyecto económico serio para la mejora de este país, y pronto debe pegárselo por la cara a los mandamases.

¿Ese acercamiento al gobierno implica dejar las calles? No, mientras más cerca estemos de los mandamases, más debemos estar en la calle, hasta que empiecen a notarse los cambios.

Y no creo, lo siento pero no creo, que nuestra consigna sea la exigencia de la salida de Maduro. Maduro es un error, sí, Maduro debería salir, sí. Pero no debemos actuar bajo esa perspectiva. Esos señores tienen mucho poder y no se piensan ir. Como ya dije en otra ocasión: ojalá y me equivoque. Pero pregunto: ¿cómo pensamos que vamos a hacer renunciar a Maduro, con guarimbas? No tenemos armas, no tenemos milicias, no tenemos tanques ni aviones. Y gracias a Dios que no los tenemos. ¿O esperamos que un grupo de militares se pongan de nuestro lado para iniciar una guerra civil? Señores, lo digo de nuevo y para terminar, pensar que los militares resolverán nuestros problemas, es lamentable.

No soy traidor, no soy cobarde, no soy un pelmazo, sólo intento reflexionar (aunque la verdad nunca he sido demasiado inteligente).

Y sí creo que por sus crímenes han de responder, pero la lucha es larga y se requiere inteligencia, y menos arrebato y descontrol.

Un abrazo.

6 comentarios:

  1. Es encomiable el solo ejercicio de reflexionar en estos días. Gracias por ello.

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  2. Maravilloso texto. Gracias por expresar tu posición. A mí me han atacado por ello.

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  3. Me uno a este coro de voces que mantiene la posición de que una aventura sin retorno como la que escucho en algún sector de la oposición no es la salida de nuestros problemas. Es muy fácil trancar una calle o quemar cauchos, lo complicado es convertirse en agente de cambio que motorice ese cambio, que tienda puentes, que explique con suficiente propiedad lo que está pasando. No soy ajena a la protesta ni tampoco indolente a todo lo que ha sucedido, es más la protesta es un derecho constitucional, lo único que solicito es que se realice sin divorciarla de la razón.
    Conozco personas que ya desecharon la palabra diálogo y están apostando nuevamente a la peste militar con todo el respeto de aquéllos que pertenecen al sector y que son responsables con sus obligaciones, pero definitivamente no es esto lo que necesitamos, no es esta forma de administrar la cosa pública la que nos conviene solo porque arrastramos una herencia patriótica y justiciera que así lo aclama. Gracias por el escrito Fedosy

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