domingo, 12 de agosto de 2012

El arte de tomárselo todo personalmente




En este país existe un arte en el que muchos son expertos: el arte de tomárselo todo personalmente. Me asombra cómo, cada vez más, todo lo que se opina en blogs, en Twitter, Facebook o periódicos, es tomado personalmente por alguien, quien, sin dudarlo dos veces, responde o descarga, desde la emoción, a cuatro patadas, y de modo personal, contra quien presentó su opinión en un discurso organizado. Y es que vivimos en el país de las emociones baratas. Todo es emocionalmente barato. Y sí, la emoción es importante. Pero lo barato no.
Creo que no se nos ha enseñado bien la emoción. Sufrimos de un fuerte componente educativo dado por los números, por el cálculo, por la letra sellada a fuego por la academia. Pero de emoción verdadera, nada. ¿Qué quiero decir cuando hablo de emoción verdadera? Hablo, específicamente, de una comprensión del mundo que abarque lo sentido y lo pensado en justo equilibrio. Hablo de detenernos por un instante a pensar lo que sentimos, y luego llevar esa emoción por los caminos de la bondad y del respeto. Mucho número, poco valor humano. Mucha emoción barata, poco pensamiento propio. Llegó el petróleo (hace muchísimos años), y nos olvidamos de aprender a leer y a escribir; y nos olvidamos, sobre todo, de pensar por nosotros mismos. Queremos, necesitamos, andamos siempre a la búsqueda de que nos piensen. Queremos pensamientos colados. Simplemente, para resumir, nos olvidamos de ser ciudadanos. Ciudadanos, y no pueblo. Gente, y no pueblo. Porque aquellos a quienes el populismo sensiblero llama pueblo deberían ser gente, deberían ser ciudadanos. Y por eso no comulgo con la palabra pueblo. La palabra pueblo presupone a un «pobrecito» que necesita ser defendido. La palabra pueblo considera niños a los adultos hechos y derechos.
            El arte de tomárselo todo personalmente también parte de un principio equivocado: el de la libertad. Nos han venido enseñando mal la libertad, y en los últimos años, el asunto ha ido de mal en peor. La libertad presupone la capacidad de la crítica, sí, claro que sí. Pero esa crítica no puede ser posible si permanecemos en la minoría de edad. Si criticamos desde el sentimentalismo barato, si criticamos desde la superficialidad, desde lo mezquino y lo mediocre, no hay crítica que nos ayude a emanciparnos.
 La palabra libertad es una de las palabras más engañosas de la historia. A cuenta de libertad nos hemos ido convirtiendo en esclavos. ¿Ejemplos? Si alguien estudia, si alguien da clases, si alguien medianamente intenta sacar la cabeza por encima del caldero, entonces el martillo de la falsa libertad le cae encima. El que estudia es un soberbio, el que lee es un soberbio (y un pendejo), el que intenta hilvanar un texto más o menos estructurado se las tira de una vaina. Y lo peor de todo esto es que, con toda la libertad del mundo, voy y lo digo: usted es un soberbio, señor, porque seguro es profesor y lee libros. La falsa libertad nos hace decir, pero si ese carajo es de Puerto Cabello, yo estudié con él, qué va a saber él nada. La falsa libertad te lleva a creer que puedes ocupar un cargo por encima de todos, solamente porque tú tienes derecho, porque naciste en el país del Libertador Simón Bolívar. (Qué mal nos ha hecho la falsa interpretación de Simón Bolívar y de su trágico título, cargo o como quieran llamarlo de Libertador.) La falsa libertad hace que los empleados de banca telefónica sean unos maleducados de primera que a todo responden con hastío. La falsa libertad ha hecho que en este país el servicio se considere una cosa vergonzosa, un acto de esclavitud, y no una manera de alcanzar la prosperidad y el bienestar común. La falsa libertad nos ha vuelto levantiscos. La falsa libertad no ha traído más que odio, un odio que termina expresándose en el estado común de las cosas en la calle, el caos, el irrespeto a las leyes, a las normas, a los mínimos patrones del orden. La falsa libertad unida al arte de tomárselo todo personalmente nos ha vuelto bullys o acosadores del «éxito»: aquel es un gordo, aquel es un conectado, aquel un señor de nalgas peludas. La falsa libertad nos ha llevado a la superficialidad. La falsa libertad nos ha llevado al sentimentalismo barato. Porque eso también es el arte de tomárselo todo personalmente: sentimentalismo, y del peor. El arte de tomárselo todo personalmente nos saca de la perspectiva mayor. El arte de tomárselo todo personalmente es un arte de cegatos. Un arte de inmadurez.
            En los últimos días he visto con tristeza una gran cantidad de ignominias: he visto cada vez más a cierta gente cargar y cargar contra otra gente en Facebook, en Twitter, en blogs. He visto cómo, si alguien intenta expresar su opinión con serenidad y respeto, igual es atacado personalmente (porque quien conoce el arte de tomárselo todo personalmente ataca personalmente). La invasión de odio a la que hemos sido sometidos durante todos estos años (este gobierno empezó mucho antes de que empezara, el Presidente que tenemos empezó a ser nuestro Presidente desde que creímos que el camino de un país es el camino de lo fácil y lo atropellado) está haciendo mella entre nosotros. Pero tampoco se trata de ellos y de nosotros. Se trata de que incluso entre aquellos que se hacen llamar «nosotros» he visto juegos de espadas, dobles intenciones, oportunismos, jugadas por detrás. ¿Cuánto hay de honestidad en determinadas acciones? ¿O cuánto hay de «Voy a hacer esto por si acaso, porque este gobierno no va a durar toda la vida, y aquí me voy acomodando, para que luego me toque a mí»? ¿Cuánto hay de seguir considerando la política un resuelve, un chanchullo, un negocio y no una verdadera actitud humana para el mejoramiento del hombre? Pero por supuesto, ya vendrá alguno, ducho en el arte de tomárselo todo personalmente, a sentirse señalado. Allá usted. Voy responderle con una de esas maravillosas frases populares que, tal como dice Eugenio Montejo en El cuaderno de Blas Coll, son las botellas que arroja al mar cada idioma de tiempo en tiempo. Y ya, la frase es: el que se pica es porque ají come. Esta frase es una verdadera belleza, que además surgió aquí, en este país donde se práctica con absoluta libertad el arte de tomárselo todo personalmente. Creo que es hora, no sólo de luchar contra el mal, sino, también, de empezar a madurar.

23 comentarios:

  1. Excelente Fedosy, recordé a Inmanuel Kant y su ¡Sapere Aue! Hazte valer de tu propio entendimiento, como una forma de combatir a la minoría de edad. Quiero pensar que desde la libertad más genuina me sentí identificada con las argumentaciones del escrito que compartes.
    Saludos

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  2. Sol, en efecto, algo de Kant hay en el texto. Sobre todo en la parte de la minoría de edad. Gracias por tu comentario.
    Saludo.

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    1. El texto de Kant (Was ist Aufklärung) no dice absolutamente nada de minoría de edad (Minderjährigkeit). El tema que preocupa a Kant es la Unmündigkeit en sentido filosófico, algo que nada tiene que ver con la edad.

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    2. Estimado anónimo: tiene usted razón, en el texto no hago referencia a Kant, pero básicamente mi referencia viene de una conferencia de Foucault (Crítica y Auflarung) donde el autor compara su idea de la Ilustración y la crítica con la de Kant, y allí Foucault se habla de minoría de edad. En el texto no hablo de Kant ni de Foucault, no era mi intención hacerlo, y cuando le respondí a Sol, lo hice de pasada, le pido pues disculpa por el descuido. Le respondo sólo para aclarar. No es mi costumbre responder anónimos. No entiendo el por qué del comentario anónimo. Detrás de ciertos comentarios anónimos me parece que se esconde la saña, y a la saña se le pasa por encima, porque enferma y mata. Espero que no sea su caso. Acá aclarado pues el punto. Saludos.

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    3. Estimado anónimo: tiene usted razón, en el texto no hago referencia a Kant, pero básicamente mi referencia viene de una conferencia de Foucault (Crítica y Auflarung) donde el autor compara su idea de la Ilustración y la crítica con la de Kant, y allí Foucault se habla de minoría de edad. En el texto no hablo de Kant ni de Foucault, no era mi intención hacerlo, y cuando le respondí a Sol, lo hice de pasada, le pido pues disculpa por el descuido. Le respondo sólo para aclarar. No es mi costumbre responder anónimos. No entiendo el por qué del comentario anónimo. Detrás de ciertos comentarios anónimos me parece que se esconde la saña, y a la saña se le pasa por encima, porque enferma y mata. Espero que no sea su caso. Acá aclarado pues el punto. Saludos.

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    4. Sr. Santaella mi intención no era molestarlo. Solamente indicar que algunas cosas que uno cree saber de otras culturas en realidad son totalmente distintas a lo que en general se supone. En Venezuela se hace ligeramente alusión a referencias culturales que no se dominan y cuyo sentido verdadero no se entiende (un ejemplo extremo es el presidente). A mi juicio, eso es una causa del fenómeno que usted tan acertadamente describe con sus propias palabras.

      Elías Ardila.

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    5. Estimado Elías, la molestia no es por el comentario, que es absolutamente válido y aprecio. Mi nota sobre la saña viene más bien cuando hago referencia a la escritura anónima, que creo que también hace mucho daño a todo esto que hemos venido hablando. Tal como también señalé, esperaba que no fuera su caso, y evidentemente no lo es. Yo siempre he procurado, decir todo lo que digo con mi nombre y apellido, me parece un derecho y un deber hacerlo. Y bueno, con respeto lo señalo. En cuanto a lo que usted dice: es totalmente cierto, esa adopción de ideas que provienen de otras culturas como patrones ideológicos es totalmente dañina. Sí creo, que es válido utilizarlas si las aplicamos con seriedad al problema local, a manera de universal acotado, ¿no cree usted? Claro, repito, con toda seriedad, porque si no surgen cosas como el socialismo del siglo XXI venezolano, esa especie de mezclote superficial y poco serio que no nos lleva a ningún lado. Muy agradecido por su comentario. Mis respetos.

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    6. Muy buen análisis Fedosy, pero algunas de sus respuestas a algunas de las opiniones aquí expuestas, se contradicen absolutamente con lo que plantea en el texto. Esto me dejó un poco en el aire, pero luego de unos segundos de reflexión, reconozco que "no tomarse las cosas personalmente" es una virtud, una tremenda virtud.
      Creo que el intercambio de ídeas, aunque a veces no nos simpaticen y no lleven nombres ni apellidos, y por supuesto, siempre y cuando se esgriman desde el respeto, deben servir para el aprendizaje mutuo.
      Mi nombre. Ana de Rivero.

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  3. Sr. Santaella: muchas gracias.
    Bien se sabe que cualquier escrito tiene como objetivo despertar algo en el lector, una emoción fuerte, que ahonde las turbias profundidades del alma y demás. Admito que ha despertado en mí un poco de culpa.
    Ha sido como si me hubieran gritando al oído, pero para un mundo medio sordo hablar quedito no es remedio.
    De nuevo; gracias.

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  4. Hola, excelente texto pero imposible de leer. El contraste no es el mejor, cuando uno lleva la mitad del texto, el fondo negro comienza hacerte ver las letras de mil colores y no es lo mas agradable a la hora de leer.

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  5. Estimado Oscar: Ya cambié la plantilla, espero que ahora sí funcione. Saludos y gracias.

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  6. Bullys, haters, cayaperos... el nivel del feedback de la gente "picada" es un triste reflejo del nivel de educación de esta sociedad: quien grita mas duro, quien tiene mas poder, o quien esta apoyado, es quien "tiene la razon"

    Da pena ajena leer a semejantes que desde el egocentrismo, la ignorancia y la falta de criterio emiten juicios de valor y criticas dolidas, defendiéndose o salvando el orgullo desde lo emocional, sin darse cuenta que no se trata de ellos, sino de un panorama completo que no logran ver. Sobre todo en este mundo virtual donde lo que vale no es quien seas ni lo que tengas, sino lo que aportes intelectualmente.

    Claro que necesitamos un nuevo gobierno que de un mejor ejemplo, pero eso no nos hará mas educados, ni responsables ni considerados como ciudadanos a los que ya estamos. Hay que cultivarse, leer, y tener un poco de humildad para ser tomado en serio. Así como Fedosy, y muchos otros venezolanos que destacan por su particular forma de pensar y expresarlo... o al menos esa es mi opinión.

    Saludos!

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  7. Muy buen análisis, Sr. Fedosy, confieso que es el primer texto suyo que me gusta. La sensibilidad y el replique nos han caracterizado, no de ahora, sino desde siempre, lo que pasa es que hoy día los ánimos están exacerbados, por razones que ya conocemos y que ud expuso muy bien. Las redes sociales, especialmente el facebook, ha servido de vitrina y ha destapado la olla de la falta de dominio propio y de un mínimo de educación. Lo lamentable, es que quienes mas replican y ceden al desliz de "tomárselo todo a modo personal", de tirar puntas, de un toma y dame verbal, donde el plantón es que "yo digo lo que me da la gana y punto", son aquellos quienes están ligados al quehacer estético, sobre todo de la palabra escrita. Figuras públicas que si bien nos dejan preciosos legados a través de sus obras -vaya cotradicción-, se les escurre, ese sentimentalismo y emocionalidad barata ( al cual ud alude), con el trillado argumento de que también son seres humanos, sensibles, de carne y hueso. Triste ejemplo, peor testimonio.
    Habrá que esperar que las aguas bajen y que estas líneas reflexivas contribuyan a que todos, me incluyo, podamos debatir sin "tomarnos las cosas a personal". Saludos¡¡

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. Mi admirado Fedosy, tienes mucha razón al expresar: "quien conoce el arte de tomárselo todo personalmente ataca personalmente", y es producto de la envidia y de la "invasión de odio a la que hemos sido sometidos" desde que el hombre es hombre.
    Se desata una competitividad primitiva llamada sentido de territorialidad, aún hoy día, en pleno siglo XXI, porque no hemos cambiado, no hemos evolucionado en general. Y penosamente esa circunstancia es lo que alimenta el caos al que nos quieren empujar de forma definitiva.
    Gracias a Dios, sí hay personas, ciudadanos que comprenden el juego macabro y no se enganchan personalmente en un debate.
    Gracias a Dios existen ciudadanos como tú, mi admirado profesor

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  10. Saludos, Olga, muchas gracias. Max, así estamos, en un mundo cegato.

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  11. No había leído antes nada de Fedosy Santaella, y debo lamentarlo, este texto que nos entrega es muestra de una inteligencia nutrida de virtudes: ilustración, sensibilidad, conocimiento de la gens (y me perdonan está para muchos anacrónica categoría), dolido pesimismo, indignación. Todo esto corresponde a una manera ejemplar del pensador, del intelectual que tiene bien aferrado un universo. Parece un texto inspirado: claro, en la vocación del outsider, de quien tiene fe en sus íntegros poderes. Ojalá todos lo leyeran, y se que todos corresponde a un número exiguo: los resentidos, los analfabetos, los igualitarios, el chicherío, no lo hará, y está bien que así sea. m. a. campos.

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    1. Muchas gracias, Miguel Ángel. Tan sólo digo algunas cosas que pienso e intento decirlas con respeto. Saludos.

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  12. Excelente artículo. Rubrico la parte de Bolívar que sirve pa´to...

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  13. Pero todo lo demás también, desde pequeños se nos enseña a ser unos inválidos (si dije inválidos, no minusválidos, discapacitados o alguna otra vaina que inventen estos semánticos)emocionales. La culpa la tienen los padres que dicen a sus hijos: Si haces tal vaina me voy a molestar... ¡Qué le importa a un niño que tú te molestes, ese es tú peo, no de él! Desde allí comienza la falla, luego nos importa demasiado lo que piensen los demás(que a veces no piensan, ni nada bueno, ni nada malo, simplemente no piensan). Creo que hemos entrado con el tema de las redes sociales y todo ese cuento, en la etapa que todos se creen críticos y lo que son es Bullies, como dijo un comentarista de los de aquí arriba.

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  14. Las redes sociales están saturadas de bulling y de un contrapunteo extenuante y vergozoso. Lo apropiado es que Fedosy empiece por casa, y lleve en primer lugar esta exhortación a su propio gremio.

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