¿Me conviene
políticamente esta muerte?
¿Puedo usar esta
muerte para ganar las elecciones parlamentarias?
¿Puedo usar esta
muerte para atacar a la oposición?
¿Me conviene
políticamente meter preso al asesino de este niño?
¿Podemos usar esta
muerte para desviar el tema económico?
¿Puedo usar esta
muerte para criminalizar aún más la protesta?
Llamaré a los
cubanos, y les pediré consejo.
Oye, estos
jefecitos cubanos sí que saben dar consejos, haré lo que me dicen.
Chico, pero
también, pensando yo aquí, ¿ese muchacho por qué andaba por ahí solo?
Eso diré, de mi
propia inspiración mía de mí: que los padres tienen que cuidar más a sus hijos.
Qué no pensó Maduro, o qué no quiere pensar:
Cuánto dolor, vale, qué desgracia. ¿De verdad vale la
pena todo esto? ¿De verdad debo seguir este legado de odio? ¿Será que debo
rectificar? ¿Será que de verdad me estoy convirtiendo en un dictador? ¿Será que
ya soy un dictador? ¿Será que debo renunciar?...
No, es mucho pedir, demasiado pedir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario